![](https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi3oyDLYEz2ZDSBvmCmcXimCBj9Lm1o9TGZO7xN_3Ds4RUIwB-kJD3Ehit92r9qZ9fGS_8jY_F1sRX5WWVoxxzmii_MekhUG9vAX0ervbFlwwRvbgqWDJ0kAALe-89OTedOsxYSRrtjThI/s400/dormilon200.jpg)
Todos tenemos sueños. El mío, creo, era poder comunicarme fluidamente con gente que tenga un idioma distinto al que uso. Todo el mundo, decía Hemingway, tiene necesidad de hablar con alguien. Pero ahora que el mundo se achicó, es necesario saber más de un idioma para poder encontrar a ese alguien con quien platicar. Inglés por ejemplo. El francés o el chino mandarín también sirven, el primero para el amor y el segundo para futuros negocios que podrían rozar nuestras puertas.
Descartando amor y business opté por el inglés. Los primeros ciclos was very easy. Pero cuando llegas al nivel intermedio tu práctica debe ser más esmerada si quieres lograr tus sueños de insertarse en los vericuetos de la mal llamada globalización.
El problema surge cuando tienes que dividir tu tiempo con el trabajo, otros estudios y otras obligaciones de carácter ineludible; con el aprendizaje de la nueva lengua. En eso estaba cuando llegué al segundo ciclo del nivel intermedio. Trabajando hasta la medianoche, llegando a casa cerca de la una de la madrugada, y con la obligación de, durmiendo apenas cuatro horas, levantarme tempranísimo para poder escuchar las cada vez más soporíferas clases de inglés. So later, again student. So sorry miss.
La fecha de mi examen final estaba fijada en mi mente como un alfiler que me aguijoneaba el cerebro a cada momento. La cara de crueldad de la miss me hacía recordar las películas de Klaus Kinski además de mis dolencias estomacales. Mis estudios de especialización y el trabajo pasaron a segundo plano. En la víspera del esperado examen llevé a mi oficina mis libros y mis apuntes y estuve allí dándole, a pesar del cansancio.
Present perfect simple. Cuando llegué a casa seguí, afanoso, con los libros hasta las 3 de la madrugada. Present perfect continuous. Podía sacar un 50, la nota máxima. Cuando me acuesto, un halo onírico me envolvió y así de entre mis sábanas poco a poco, como en cámara lenta, me fui viendo a mí mismo saliendo de mi casa, llegando al instituto, rindiendo mi examen y regresando a mi hogar y a mi cama con una sonrisa ganadora en mi rostro y volviendo a caer, despacio, en los brazos de morfeo. Zzzzzzzzz. Así con la satisfacción del deber cumplido, seguí durmiendo, tranquilo... hasta que, puta madre, me di cuenta que no me había levantado para nada, miré el reloj y tenía media hora de retraso.
No había tiempo para un regaderazo. Así nomás. Tomé un taxi, las luces rojas se hacían, segundo a segundo, más insoportables. Nunca había anhelado como ese día, el color verde del semáforo. Subí corriendo las escaleras y entré abruptamente al salón de clases, puse mi mejor sonrisa y le dije tímidamente a la miss, sorry, ¿can I..?. ¡NO!, she said. But... NO, NO, NO. (So sorry, so zorra).
Me estaba saliendo con un rollo aleccionador sobre la puntualidad delante de todos los alumnos que en esos momentos resolvían sus respectivos exámenes. Cortándole la palabra le di las gracias, me di media vuelta y, con un gesto de dignidad, me fui de allí, para siempre.
Acabo de repetir el segundo ciclo. I hate speak in English. It was enough. Sólo quería dar mi examen, sólo quería un poquito menos de intolerancia, sólo quería tratar de insertarme en los vericuetos de la mejor llamada mundialización, sólo necesitaba hablar con alguien. Pero ya me di cuenta que hay gente con la que no se puede platicar en ningún idioma. No voy a culpar a nadie y menos a la maldita de la miss. Creo que este angustioso episodio, finalmente fue suscitado por culpa de mis sueños. Y es que, en realidad, la vida es sueño y los sueños, sueños son.
That's all for today, good night
your friend, Bob.
Lima, julio de 2007
No hay comentarios:
Publicar un comentario